Clavos, gore-tex y ganas de pasarlo bien
Este mundo está al revés. Yo aquí, en Noruega, con dos grados sobre cero y sin la ansiada nieve que nos permita desempolvar los esquís, dando consejos de qué hacer con la tremenda nevada y el menos en el termómetro que envuelve España. Lo primero, deberías leer el último artículo que publiqué en Vida Urbana, “Cosas que tú nunca harías en la nieve”, porque quizás sea ahora un buen momento para empezar a hacerlas.
No hace falta vivir en Noruega para saber que los temporales de nieve tienen cosas buenas y malas. Empecemos por las positivas y recordar a todo el mundo el pasarlo bien. Aquí en Noruega están tan acostumbrados a la nieve que casi no se ve niños haciendo guerras de bolas y eso es lo más divertido. Jugar en la nieve no tiene edad, y a todo el mundo le sube la adrenalina arrearle un buen bolazo a su compañero de oficina. En este país nórdico es normal usar las mañanas de fin de semana para buscar alguna loma en la que deslizarse con la gran variedad de trineos que existen, pero en última instancia, bien se puede coger una bolsa de plástico del super, agarrarse fuerte y disfrutar como un niño.
Pero también está el lado oscuro. Frío y resbalones. Respecto a lo primero, gore-tex es la clave. Mis botas, mis pantalones, mi chaqueta y hasta el gorro son de este material, y a pesar de no ser barato, y menos es España, es una buena inversión. No entra ni una gota de agua, y manteniéndose uno seco, no te resfrías. El hielo es otro peligro, y más en nevadas como las que caen en España, porque la nieve se congela, luego cae otra pequeña nevada que cubre el hielo y ahí llega el batacazo seguro, cuando andas confiado. En Noruega son bastante populares unas suelas con clavos que se enganchan al calzado. En principio uno piensa que sólo es para señoras mayores con problemas de movilidad, pero después de que uno ha caído de bruces un par de veces, reconoce que el invento no es tan malo. Simplemente es como salir al mercado con botas de fútbol, quizás no muy estético, pero sí muy práctico.
Así que con los pies fijos al suelo, el cuerpo caliente y traspirado, sólo nos falta afinar la puntería y engancharle al colega un buen bolazo a la salida del trabajo.
Así que con los pies fijos al suelo, el cuerpo caliente y traspirado, sólo nos falta afinar la puntería y engancharle al colega un buen bolazo a la salida del trabajo.