Empiezo a estar ya cansadito de este Nobel de la Paz. Lo que en principio parecía el acontecimiento del siglo, tanto para mi carrera como periodista, como para los organizadores del Nobel y para la ciudad de Oslo, puede quedarse en un bluf de mucho cuidado.
Continuamente cambian la agenda y uno ya no sabe con qué quedarse. Además, la gran expectación creada, con casi 1000 periodistas acreditados, hace que los actos se reduzcan mucho.
-Para empezar, me han denegado la acreditación para el concierto Nobel. Con las ganas que yo tenía de ver Will Smith con corbata y Aleksander Ryback sin ella. Todo porque hay muchas más solicitudes que asientos, y deben haber escogido a los periodistas de la Superpop y similares.
-En segundo lugar, la rueda de prensa. Primero que no, luego que sí, y lo que parece lo último, pues que no. Por un lado puede ser por problemas de logística, porque montar una rueda de prensa con 1000 reporteros puede ser un pitote de mucho cuidado. Y por el otro porque seguro que no tiene muchas ganas de enfrentarse a periodistas que no le van a bailar el agua como los suyos, sino a hacer preguntas del estilo: "¿Cómo se puede tener la cara de venir a recibir el Nobel de la Paz una semana después de mandar 30.000 soldados a Afganistán?".
- La entrega del premio. Cada año, los periodistas entramos en el Ayuntamiento para seguirlo en directo, pero parece ser que esta vez lo tenemos que hacer desde el hotel, porque no cabe tanta peña en la sala, que aunque parezca grande por la tele, no da para 1000 periodistas y otras tantas condesas con pamela.
-Y la agenda, la condenada agenda. Que si viene, que si no... Después de que ayer anunciara que no asistirá el día 9 a la cumbre del clima en Copenhague, sino en su cierre el día 18, fuentes de la Casa Blanca informan que el Air Force One partirá de Washington el miércoles por la tarde, por lo que no estará en Oslo hasta el mismo día de la ceremonia.
En resumen, un sin dios. Que me da la sensación que si veo a Obama va a ser en la pantalla de plasma de la sala de prensa del hotel. Pues vaya gracia.