Algunos le llaman el Papa Nazinger. Sus palabras de este finde no han ayudado a quitarle el mote. Pero yo me quedaré todavía con lo del "alemán de Roma", que no es una ofensa, no deja de ser una verdad como un templo, y sé que a los papistas les jode.
Como muchos periodistas últimamente faltos de creatividad, yo también me valgo de Facebook para rellenar el blog los días que a las musas les da por follarse a otro, como diría Sabina.
Tengo un amiguete de la Uni, ahora en Facebook, que a mayores es senador del PP. Suele plantear temas interesantes con los que es muy fácil polemizar, y a mí eso me encanta. La última fue la noticia sobre las palabras del Papa de muchos y el Tío de Dios sabe cuantos
(hagamos un paréntesis con el chiste de: "¿Qué es un cura? Un hombre al que todos le llaman Padre, menos sus hijos que le llaman tío"). Ratzinger Z dijo que
España vive un anticlericalismo parecido al qué había en los años 30. El enlace es de la BBC, en inglés, porque mi colega es muy guay y un senador que no ve la BBC no tiene futuro, y menos si es del PP.
Mi comentario saltó: "Lo que le hace falta a España, que venga un alemán de Roma a levantar las heridas de la guerra civil. Y no se han planteado que si el secularismo esta avanzando, es quizás porque están haciendo algo mal??".
Algún coleguita de partido reaccionó rápido a mi provocación y le pareció curioso mi apelativo, y apeló a reflexionar sobre sus palabras. A ver. Yo soy católico. Lo cual no es ni un orgullo ni una vergüenza, pero como me ponga a reflexionar mucho sobres sus palabras me hago apóstata pero ya. Lo cual tampoco sería algo dramático. Porque yo soy católico porque nací en España, pero sería prostentante como mi hijo si hubiera nacido en Noruega, budista si hubiera nacido en el Tibet y rapero si hubiera nacido en el Bronx. Pero bueno, siempre me gustó comerme los recortes del cuerpo de Cristo la época en que fuí monaguillo. Lo que está claro es que lo que no soporto es la iglesia que Beni (Benedicto XVI para los amigos) representa. Ese hombre a mi no me representa para nada.
No criticaré la visita en sí, pues es cierto que hay miles que le esperaban. Tampoco sobre lo desproporcionado de los gastos provocados, pues también habrá unos cuantos vendedores de souvenires que habrán hecho su agosto. Y tampoco redundaremos mucho en sus opiniones sobre el matrimonio, el aborto o la eutanasia, pues no hay ninguna sorpresa.
Pero lo que sí provoca reacción es que vaya a España a intentar dar lecciones, no sólo de moral, y que haya gente que pida que hay que reflexionar y valorar sus palabras. En algún caso, también seguirlas.
Beni puede ser el Papa de todos, pero a España, estado laico, acudió simplemente de visita. Él es el jefe de Estado de un minipaís, no democrático por cierto, que acude y se le trata en calidad de tal. Se atreve a dar consejos al estado de cómo debe regular el matrimonio, por ejemplo. Él es libre de dar consejos, pero me hace gracia que esos contertulios del Facebook me pidan que las reflexione. Me pregunto qué dirían si viniera de visita oficial u extraoficial el rey de Marruecos, o un imán de Burkina Faso o un ultraortodoxo judío, y se plantara en Madrid a hablar delante de los cientos o miles que quisieran escucharles y pidieran que el estado español debería, por ejemplo, aceptar el matrimonio con tres mujeres. ¡Qué disparate! ¿Si ya es difícil aguantar a una, cómo va uno a casarse con tres? A esos no se les tomaría muy en serio y al Beni hay que reflexionarle. Pues supongo que los matrimonios homosexuales o las mujeres embarazadas tras una violación habrán reflexionado lo suficiente para estar acojonados. ¿Y no se han dado cuenta que gays y mujeres también pueden ser católicos? ¡Qué van a perder socios! Yo recomiendo que empiecen a reclutar a curas como la que salió hace un par de días en la tele noruega, que el rosa no sólo le quedan bien a los toreros.