La intensidad informativa iba decreciendo, pero la prensa sensacionalista siempre encontraba y encuentra algo escabroso para seguir publicando. No sé lo que se hablará de este caso todavía en España, pero aquí en Noruega salen detalles del asesino con cuentagotas. Quizás debería tratar de escribir algo más para algún medio español.
Así, el programa de Ana Rosa quería algo más de chicha. Me pidieron que fuera a la isla de Utoya para hacer otra videoconferencia. No tenía claro por qué, pero me dijeron que hiciera lo que pudiera por estar allí. Me pagaban el transporte, el teléfono extra que necesitaba para hacer la videoconferencia... todo facilidades. Cuando la videoconferencia se produjo, lo entendí bastante bien.
Era muy temprano. Yo llegué a la altura de la isla a las 8 de la mañana y la conexión era a las 9. Tuve que hacer malabarismos para poder colocar el iPhone para que la cámara me enfocara a mí y se viera la isla y las flores colocadas en honor a las víctimas. En las manos tenía mi cuaderno de notas y el teléfono extra para la conexión. Más de media hora estuve esperando para entrar, mientras escuchaba como Belén Esteban había pasado la noche o la última que había montado Aida Nizar (por cieto, a las dos las conozco y las hice mis primeras entrevistas en Valladolid).
Por fin llegó la tertulia. A mí no me gusta criticar a colegas, y menos a los que me pagan por mi trabajo, pero me pareció divertido el grupo de Facebook que me enseño un amigo: "Yo lo llamo fracaso escolar, en Tele 5 lo llaman tertulianos". La conexión no fue fácil, porque estaba en medio de la montaña, y no sé si es porque no me oían bien, pero lo que me molestó un poco fue la siguiente conversación:
- Entonces estás en la isla de Utoya, David?
- No, estoy en frente. En la orilla de la isla. A la isla no se puede ir porque es una zona de investigación policial.
- Bueno, tenemos en directo al primer periodista español que está en la isla donde se produjo la matanza.
- Que no estoy en la isla, estoy en frente. Lo más cerca que se puede estar.
- ¿Y has paseado por donde se produjo el tiroteo? ¿Cómo esta?
- ¡QUE NO ESTOY EN LA ISLA! ¡QUE ESTOY EN FRENTE!
La charla fue bien y tanto ellos como yo quedamos contentos con la conexión. Las periodistas que trabajan en producción son muy amables y profesionales, peor me indignó bastante el gusto por el morbo que mostraron alguno de estos tertulianos. Querían que les contara que estaba pisando la sangre de los jóvenes asesinados. Espero estarme confundiendo y exagerando, porque si estoy en lo cierto, es asqueroso.
Luego me quedé sólo. Entré en la cafetería del camping desde el que salieron todas las barcas a rescatar jóvenes para cargar el móvil, agotado tras la videoconferencia. Pronto empezaron a llegar muchos más periodistas. Muchos de ellos españoles. Los de TVE me hicieron una entrevista para su reportaje de Informe Semanal. No lo he visto, pero creo que no he salido, y me parece normal, porque yo no veía muy bien qué pinto yo hablando en ese reportaje.
Pero no sólo había periodistas. Muchos eran los que venían a depositar flores. Yo hablé con algunos. Hice una entrevista a una vecina del lugar, que llegó con sus dos hijos pequeños. Casi de la misma edad que mis hijos. Y casi me pongo a llorar tras la conversación. Le pregunté qué le había contado a sus hijos, y vi que ella había sido incluso mejor que yo con el mío. He estado tan obsesionado con el trabajo, que no he tenido tiempo de explicar a mi hijo lo que pasa y no he controlado la cantidad de imágenes de las bombas que ha visto por televisión.
Y no sólo había gente que iba a depositar flores. También estaban los turistas del desastre. Me encontré con un grupo de 8 jóvenes españoles que pararon en Utoya de camino a los fiordos. En principio me pareceió bastante morboso, pero luego lo entendí en parte. Todo el mundo quiere visitar el lugar donde un día estuvieron las Torres Gemelas para decir "yo estuve allí". Así es la vida.
Luego entrevisté al dueño del camping, que me heló la sangre cuando contó cómo sacaron a los jóvenes del agua y les fueron llevando al hotel de Sundvollen, a 5 kilómetros.
Fue interesante visitar Utoya, pero también duro. Pensar lo que pasó allí hace pensar y duele en el corazón. Es terrible sólo imaginarlo.
Y creo que voy a concluir aquí el relato de cómo viví los atentados de Oslo. He seguido publicando cosas en la Gaceta los días siguientes, pero han sido cada vez menores.
La semana que viene empiezan las clases en la escuela en la que voy a trabajar a jornada completa. Hemos recibido algunos consejos de cómo debemos hablar a los alumnos sobre este tema. Será duro. Sé que alguno de mis alumnos tenían amigos que fallecieron en la isla. Nadie debería experimentar algo así, pero menos un joven de 16 años.
Pero la vida sigue, y hay que tirar p´alante.
Hola David:
ResponderEliminarNo sé como he dado con tu blog. Soy un empresario valenciano, de la localidad de L´Alfas del Pi, al lado de Benidorm, muy conocida por los noruegos ya que residen y nos visitan muchísimos aquí.Tenemos varios miles empadronados entre nosotros y son muchas los organizaciones y empresas que tienen por la zona. Me han gustado varios de los comentarios que he visto en tu blog y voy a abusar un poco de posición y residencia en Oslo. Te comento; resulta que tenemos una reserva desde hace mas de dos meses en el camping www.utvika.no para pasar unos días con mi mujer e hijo, jugar al golf en la isla que está un poquito mas arriba y en fin, ver Oslo y los alrededores.
Luego ha pasado TODO lo que ya conocemos y justo enfrente del camping, lo cual no ha variado para nada mis planes ya que conociendo bien y durante muchos años a los noruegos, sabemos que no van por la calle "pegando tiros". Pero; ¿Como está el ambiente por la zona ? ¿ Hay mucha presencia policial en la zona del camping y/o alrededores?
Espero tu amable respuesta y te doy las gracias de antemano.
Jesús Alcoi Pons
jesusalcoipons@gmail.com