Hoy, después de casi tres años, se van de Noruega, vuelven a España, dos de los mejores amigos que he tenido en este país, David y Sara. Quería regalarles algo y, para mí, lo más valioso era dedicarles una entrada en mi blog. Ya que este blog fue el motivo por el que nos conocimos, quiero también que sea una manera de decir adiós... o hasta luego.
Es duro ser emigrante. Es duro dejar a la familia. A los amigos. No es más fácil cuando vives en una pequeña ciudad donde los compatriotas son pocos. Los noruegos son amigables, pero difícil hacerse amigo. Amigo de esos con MAYÚSCULAS, de esos con los que te puedes ir de cervezas a contar tus penas. Amigos que lloran esas penas contigo sin vergüenza. Amigos con los que irte a esquiar y echarte buenas risas. Amigos en los que confiar. Y David ha sido uno de esos amigos. Y por eso, hoy estoy triste.
No quiero que este post sea sólo una carta privada hecha pública. Creo que este post le va perfecto a mi blog. Cuando estás lejos de tu tierra aprendes a valorar todavía más la importancia que tienen las personas. Las que dejas atrás, y las que conoces en el camino. Yo echo de menos mi ciudad, Valladolid, pero no soy de los que están todo el día diciendo "en España vivía mejor". Mi vida ahora está aquí, en Noruega. Aquí está también mi familia y aquí también mis amigos, que son pocos, pero buenos. Y por eso es duro cuando alguno se va.
Hace ya varios años que empecé este blog, y sólo me ha dado alegrías. Primero, porque me encanta escribir y la satisfacción que siento cada vez que acabo un post puede compararse a la de un futbolista después de haber ganado un partido. También me ha ayudado por motivos laborales. Gracias a este blog, contactaron conmigo multitud de medios para retrasmitir los atentados de Oslo. Me ha ayudado a ayudar, ya que recibo decenas, ya centenares, de mails de gente pidiendo consejos para mudarse a Noruega. Y me ha ayudado a hacer amigos. Tengo varios compañeros blogueros que nunca he visto en persona, pero la afición común por escribir nos ha unido. Y el blog también me permitió conocer a David y Sara. Ellos pusieron "blog drammen" en Google, y por allí apareció mi blog. Se atrevieron a escribirme y no sabían dónde se metían.
En estos tres años hemos compartido muchas cosas. Hemos visto nacer a la preciosa Rocío y hemos podido celebrar el anuncio de la próxima llegada de Candela. Una Candela Rojas es lo que le faltaba a esta familia de cálido corazón. Juntos aprendimos esquí de fondo y juntos comimos los típicos polses noruegos en la terraza de mi jardín. Juntos salimos también en Españoles por el Mundo aún con Rocío en la tripilla.
Hoy han intentado hacer su despedida menos dura regalándome tres cajas enteras de delicias españolas que habían conseguido pasar de contrabando desde el Mercadona de Morata y que, como todos los españoles, guardaban como oro en paño para "las ocasiones", hasta que se pasan de fecha. Espero que yo no las deje caducar y pueda disfrutarlas pensando en los buenos amigos que me lo regalaron mientras me lo como. Pero no lo consiguieron. No hay despedida que pueda endulzarse, aunque venga acompañada de siete tabletas de chocolate negro. Nos despedimos con un abrazo. Un abrazo de esos que sabes que son de verdad. De los que, aunque no ves la cara de la persona que está entre tus brazos, sabes el gesto que muestra su cara.
Queda el blog, queda Facebook, queda Skype, sí. Pero internet no deja de ser una pantalla. Yo soy más de abrazos. Os vamos a echar de menos. Os quiero, compas.
Celebrando la victoria del Stromgodset de Drammen en la copa de Noruega, junto a David, Sara y mi hijo Daniel