Nadie se sorprende cuando escucha hablar de una boda en el juzgado. Tampoco resulta muy extraño si alguien participa en un funeral laico. ¿Pero han oído hablar de bautizos, comuniones y confirmaciones "por lo civil"? Al ser Noruega un país protestante, el sacramento de la comunión pasa muy desapercibido, pero las confirmaciones tienen gran importancia. Es el momento en que los padres se agobian para organizar el banquete, y los adolescentes esperan con ansias para poder obtener todas las novedades tecnológicas que su compa de pupitre ya tiene.
La confirmación es la celebración del paso de la infancia a la vida adulta. Generalmente siempre ha sido una celebración religiosa, pero en muchos lugares ya se celebra como ese paso al inicio de la madurez.
Estamos en época de confirmaciones en Noruega. Cada fin de semana ves a un montón de gente trajeada o con los trajes tradicionales noruegos o "bunad". Este sábado estuve con mis hijos en el teatro en la sala Union Scene de Drammen, y allí la Asociación Humanista estaba celebrando su gran ceremonia de confirmación. No sé mucho de estas celebraciones, más que lo que la Wikipedia me ha dicho sobre que se celebró por primera vez en Oslo en 1951. Desde entonces se ha llamado "confirmación civil", hasta el año 2005 en que se cambió el nombre por "confirmación humanista". Consiste en un curso y una ceremonia final en algún teatro o centro de cultura municipal. En el curso aprenden ética y visión de la vida y tienen charlas sobre buen comportamiento, aprenden a ser críticos, respeto, tolerancia y responsabilidad.
Seguro que hay una buena razón para que se iniciaran este tipo de celebraciones, pero yo tengo dos teorías que poco tienen que ver con lo que encuentren en la wikepedia.
1.- Noruega es una sociedad que apuesta por la igualdad. Hombres y mujeres sin iguales. Negros y blancos son iguales. Perros y gatos son iguales. Y por supuesto religiosos y agnósticos deben también ser iguales. Noruega ha sido hasta hace poco un país confesional, con iglesia estatal. Aun así, el respeto a la diversidad siempre ha sido bastante amplio. La mayoría celebraba su confirmación en la Iglesia, y claro, no se podía permitir esa diferencia de que mientras unos jóvenes estaban cumpliendo sus obligaciones como ciudadanos y devotos, a las puertas de la iglesia otros adolescentes estuvieran fumando y perjurando. Todos debían confirmarse. ¿No quieres entrar en la iglesia? Pues Mahoma va a la montaña y te meto la confirmación en el Ayuntamiento.
2.- Presión de los propios adolescentes agnósticos: El día de su confirmación, los adolescentes reciben cantidades impresionantes de regalos, cada vez más en común en metálico. Es el momento que consiguen su primera moto y su quinto iPhone. Imagínense a los adolescentes al llegar a casa: "A Ola Norman le han regalado una Kawasaki y un iPad de 37 pulgadas. ¿Tengo yo que seguir con mi patinete y mi Motorola sólo porque vosotros dos sois dos jodidos ateos?". El que tenga hijos, me entenderá. Uno está dispuesto hasta a circuncidar a su hijo por el rito judio con tal de que deje de dar el coñazo. Así, mejor que tener que comulgar con ruedas de molino, un grupo de padres creó la Asociación Humanista y se inventaron la confirmación civil para conseguir que sus hijos se callaran, consiguieran el último Smart Phone y no tuvieran que ir en contra de sus ideas hippies negadoras de todo ser superior.
Así, todos ganan. Menos la cuenta corriente de los invitados, que tirita cada vez que en el buzón aparece la invitación para una confirmación. Porque mi experiencia me dice que los noruegos son un poco tacaños a la hora de hacer regalos en una boda, y pocos llegan a cubrir el precio del cubierto, y sin embargo todos te miran mal si das menos de 150 euros a un niñato que nunca ha visto tanto dinero junto.
Creo que a España esto no ha llegado porque a la edad en que los niños hacen la comunión, aún no esperan tantos regalos. Pero al paso que va la sociedad, donde los niños de 7 años ya tienen mejor teléfono que su padre, poco tardará en llegar al que se le ocurra la comunión por lo civil para que los niños no católicos también reciban sus regalos. Aunque eso sí, en lugar de "mi primera biblia", recibirán "mi primera constitución" y en lugar de ir vestidos de marineros, se pondrán un uniforme de Hipster.
Al ritmo que vamos, llegaremos a ver el bautizo civil. ¿Cómo? ¿Que en Noruega ya existe? Sí, también te lo organiza la Asociació Humanista y se llama "Fiesta del nombre". No vaya a suceder que todos los bebés de 4 semanas de padres que no se creen la historia de Adán y Eva, salgan en manifestación a las calles de Oslo a protestar por tamaña discriminación.
PD: La foto no es de una confirmación, es del 17 de mayo del 2011, pero era para enseñar cómo es un ejemplo de "bunad" noruego. Además, para enseñar lo guapos que somos mi hija y yo.
Muy bien observado. Comparto tus teorías y me gusta el pequeño toque irónico que das a tu artículo.
ResponderEliminarQué hermosa tu niña, David, felicitaciones!!
ResponderEliminarDavid, ya había oído de que las confirmaciones en Noruega eran para dar dolor "de bolsillo" a los invitados. Y sí, los niños felices. ¿Qué te apuestas que tu hijo espera ansiosamente ese día? Aunque creo que tu no, porque cuando llegue la cuenta de la organización de la fiesta. Ahí el bolsillo te quedará helado. Todo esto si es que quieres hacerle una fiesta privada. ¿Puedo hacerte una pregunta que no logro que nadie que viva en noruega me responda? Doy por seguro que me dirás que sí. ¿Porqué utilizan tanta madera en la construcción?¿Es por disponibilidad y costo? No he visto que en Noruega usen ladrillos. ¿La madera no sufre demasiado castigo con la lluvia y la nieve? Gracias y vayan mis deseos.....de que no tengas muchas confirmaciones este año.
ResponderEliminarQue información más curiosa. Gracias por compartirla... al final no somos tan distintos! saludos cordiales
ResponderEliminarestefania
Si Noruega fuera tan avanzada no existirían estos actos. Noruega debería plantearse dar una educación basada en valores y no en el capitalismo que, muy a nuestro pesar, ha impregnado este mundo.
ResponderEliminarNo debería recurrir a este tipo de actos por muy 'civil' que sea; al fin y al cabo, lo que pretenden desde esa Asociación Humanista, lo pueden hacer los maestros en las escuelas. Ahí, en dichas escuelas, es donde debe concentrarse este tipo de formación y no en otros sitios... ni tienen que esperar a que lleguen a determinadas edades.
Distorsiona el papel de los maestros y siguen cayendo en la trampa: iPhones y Kawasaki. Están pervirtiendo la educación que tantos años han sostenido a la sociedad noruega.
Espero que la iglesia protestante, católica o aquéllas que estén presentes en ese país, no se manifiesten en contra de que los agnósticos usen el nombre de confirmación como aquí existe la ¿polémica? del término "matrimonio".
La educación en la escuelas. E impartidas por profesores / maestros.
Qué equivocado que estás, David, en España a los niños que hacen la comunión se les regala de todo. Hace un par de años fui a la comunión de un familiar por parte de mi mujer. Una cría que celebraba la comunión en un salón para bodas, con menú y baile como si se casara. En un momento dado la gente creyó oportuno darle los ragalos y pude ver una de las imágenes más bochornosas que he presenciado en mucho tiempo: la de una niña de 10 años sentada como un rey mago, pero en vez de dar regalos como estos, los recibía. Los cogía, daba las gracias (aunque sin sonreír, como si fuera un trabajo) y los dejaba a un lado. Y había allí si se sabe de juguetitos tecnológicos, de cosas que no iba a usar en la vida, de despilfarro en definitiva. Y yo miraba a la gente, a mi mujer que le iba a dar un sobre con dinero y me preguntaba: "¿Qué coño estamos haciendo?" Estamos criando una generación de consumistas y TODOS somos culpables. Luego nos echamos las manos a la cabeza, pero veía todo aquel sarao y no podía creerlo. En mis tiempo me regalaron un reloj, ¡mi primer reloj! un Casio barato que guardé durante años. Pero lo de ahora, es una exageración. Yo lo tengo claro, con mi hijo no habrá nunca algo así. Y no lo digo por decir, porque cuando le bautizamos (por su madre, que sino ni eso) invitamos a los abuelos y los hermanos a un restaurante normal y no pasó de ser una celebración íntima.
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